Aquella tarde que me quedé contigo… en esas cuatro paredes que frenaban tu cuerpo, pero no a tu mente, me llevaste a un viaje maravilloso de emociones, de vivencias; más de seis horas pasamos en esa celda y ese día decidiste lo grande que querías ser… Estabas poniendo fin a una etapa muy difícil por la que habías atravesado y dando inicio a una nueva… La vida por fin te devolvía lo que otros te habían quitado. Y yo era parte de ese nuevo inicio, tuve la fortuna de conocerte, de ayudarte a dar esos primeros pasos en la vida musical y sabes lo orgullosa que me siento de lo grande que eres y de cómo has traspasado las fronteras.
A partir de ese momento decidiste no volver a sufrir, decidiste salir y mostrarle al mundo quién era ¡Juan Gabriel!
Siempre fuiste un muchacho muy agradecido, aprendiste de las experiencias vividas y le diste las gracias a todo aquel que de una forma u otra te tendió la mano.
Por eso la vida te fue premiando y te fue recompensando cada vez más.
Lograste hacer una familia hermosa, con Laura, una mujer excepcional que nunca te pidió algo a cambio y crió a tus cuatro hijos… supiste entonces lo que era tener una familia. Segura estoy que en ellos sembraste la semilla del amor y de la bondad.
Estas líneas las escribo con el corazón destrozado por tu ausencia; nunca pensé que me fuera a despedir de ti tan pronto; pero quiero que sepas que en algún momento nos volveremos a abrazar.
Agradezco a la vida que hayas sido mi hijo querido… mi hijo del corazón.
Ojos buenos…. esto no es una despedida es un hasta pronto y donde ahora te encuentres recibe todo el amor y el cariño de tu Prieta Linda. Ojos Buenos…… hasta siempre…. “