Lucila Mariscal forma de la estadistica de personas que han caido en manos de charlatanes de la belleza, pues tras operarla con fines estéticos su piel empezó a necrozar iniciando asi un gran calvario que la llevo a la depresión.
Mariscal confesó con humor el bulto que representaba su delantera, ya que además de ser poco estetico le traía problemas de espalda, pero teniendo en claro que su propósito era solo la reducción de mamas, reveló que los medicos la convencieron de hacerse otros arreglitos.
De pronto Mariscal pudo notar como su cuerpo empezó a cambiar de color, siendo la piel lo primero lo que se empezó a malograr, y tras varias horas en el quirófano y ver como quedó su cuerpo, Mariscal no pudo con la depresión y estuvo convencida de acabar con su vida.