Sin temor ni dudas, en los últimos sexenios ser famoso en México se convirtió en sinónimo de facilidades para convertirse en representante popular para la política nacional.
Cada elección, personajes de la farándula se postulan para aprovechar su popularidad para atraer el voto, a pesar de la nula experiencia en el tema de gobernanza pero sí en los de poder y buenas amistades.