La triste historia de Juan Gabriel
Durante la entrevista que le realizaron para escribir la serie, Alberto describe así su nacimiento: “Y en medio de dolores, gritos y llanto llegué a este mundo como todos, sólo que con su servidor llegaron los problemas y las tristezas. Cosas que pasan y nadie sabe por qué, pero que lo marcan a uno para siempre…”.
Y efectivamente, su infancia lo marcó. Su madre tenía que trabajar para mantener a sus ocho hijos, por lo cual le encomendó a Virginia que cuidara de su hermano. Entre Virginia y Alberto surgió una complicidad, un cariño que incluso confundió al mismo Juan Gabriel, quien en algún momento llegó a pensar que Virginia era su madre.
Pensamiento que desechó, cuando fue internado en un reformatorio en Ciudad Juárez, México, en donde lo abandonaron y sólo una ocasión Victoria lo visitó. Esa etapa, Juan Gabriel la recordó en su última entrevista con una conmovedora frase: “No sabían qué hacer conmigo, pero después no sabían qué hacer sin mi”. Y llevaba razón, pues cada mes, Alberto hacía que su madre y sus hermanos fueran a su casa por la ayuda económica que les proporcionaba mensualmente.
Alberto Aguilera el hombre, el cantante, el compositor, el artista vivió para conseguir el cariño y aprobación de su madre, pero jamás lo logró, ni siquiera cuando le compró la casa donde ella trabajó de sirvienta en Ciudad Juárez y se la regaló.
De ahí que un día, cuando llegó a su casa en las Lomas de Chapultepec, después que Joaquín Muñoz, uno de sus amigos, le ayudó a remodelarla, Juan Gabriel al ver la fotografía de Victoria adornando su chimenea, molesto le preguntó: “¿Qué hace ahí esa señora?”. Joaquín respondió: “Es tu madre, Alberto”. Juan Gabriel inmediatamente le ordenó: “Quítala de ahí, no la quiero ver”. Así Alberto Aguilera dio por terminada una relación de indiferencia con su madre.
Con un nudo en la garganta y con los ojos visiblemente humedecidos, Juan Gabriel dijo en su última entrevista que había aceptado que llevaran a la pantalla Hasta que te conocí, porque quería que su vida sirviera de ejemplo para que las madres amen y respeten a sus hijos. “Abrácense”, fue el último consejo que dio Juan Gabriel desde su corazón ante las cámaras.