Ya estamos mayorcitos, nuestros hijos hacen sus bellas vidas y prácticamente sólo nos tenemos el uno al otro, pero más bien parece que nos huimos, bueno tú me huyes a mí. Yo he meditado sobre esta situación, he tratado de comprenderte, pero no llegó a ninguna conclusión. No sé qué te pasa. Imagino que estás aburrido con tu vida o que ya no me soportas, ¿O más bien no te soportas a ti mismo?, no lo sé.
Estoy cansada de dar y preparar tus cosas en casa y nunca recibir ni un beso o una caricia. Siento que hasta tengo el papel de empleada y no el de tu mujer!
Yo soy, aún, joven. Tengo aspiraciones y ganas de vivir. Deseo viajar, proyectar mi vida, sonreir, hacer el amor con pasión, disfrutar, ir al cine, salir al restaurante, ir a la playa con la persona que amo, y un sinfín de cosas sencillas que a tu lado no hago, ni haré. Sólo quiero ser feliz y hacer cosas lindas con mi compañero de vida. Mi amor.
Yo ya he llegado al final de esto. No puedo continuar al lado tuyo, ni quiero. Soy de mente abierta y una mujer que ama. Que ama la vida, y que se ama, prefiero seguir sin tu peso de alma muerta que me hunde a tu lado. Yo me pongo a flote, no quiero que me hundas más. Si quieres terminar hundiéndote tú mismo, hazlo, porque yo ya no puedo hacer nada más por ti. Lo he dado todo y he llegado al límite. Ni puedo ni quiero. Estoy cansada de que cada noche la misma pregunta retumbe en mi cabeza:
¿Que carajos hago yo contigo?